La empresa consciente

Al igual que en el caso de las personas y de los equipos de trabajo, las empresas y, en un sentido más amplio, cualquier tipo de organización, pueden caer en las trampas de la inconsciencia. No estamos diciendo nada nuevo. Si observamos detenidamente, en cualquier empresa se está actuando inconscientemente cuando:

·       Se hacen las cosas en modo “piloto automático” sin reflexionar hacia dónde le llevan sus acciones y que consecuencias tienen.

· Se identifica con determinados clichés o estereotipos, se encasilla en un único estilo de trabajo o de hacer negocios, y no es capaz de salir de ahí y reinventarse.

·      Se hacen las cosas del modo tradicional “porque siempre se han hecho así”, sin valorar los cambios que podrían generar una mejora en los productos, servicios, la calidad, etc.

·    Se reacciona ante cualquier situación de manera precipitada basándose sólo en las experiencias previas y no dando tiempo a analizar la situación actual por si precisa de una respuesta diferente.

·       Se niegan los problemas en lugar de comprenderlos y afrontarlos.

·      Se producen resistencias pueriles a los cambios que se producen en el entorno empresarial de forma constante e inevitable.

·      Se genera un clima de trabajo “distresante” y agobiante en el que la presión acaba con la paciencia y la salud de las personas.

Estas situaciones son sólo algunos ejemplos muy frecuentes en empresas de todo tipo, pero en absoluto agotan la casuística de inconsciencia organizacional.

Para conseguir que una empresa emprenda el camino hacia la consciencia es preciso actuar en diferentes ámbitos:

1.    Fomentando la consciencia individual en las personas que la integran. En este sentido, nada mejor que ofrecer a los trabajadores una formación inicial en Mindfulness para que cada uno pueda ir dando pasos que mejoren tanto su relación con el trabajo, con su puesto de trabajo, sus compañeros y sus clientes, como su estado general de salud y de bienestar. Muchos agradecerán tanto o más la mejoría en el entorno familiar, que la propia del entorno laboral.

2.    Fomentar relaciones respetuosas y conscientes entre los trabajadores y entre los diferentes equipos o departamentos. Una vez puestas las bases para el autoconocimiento y el autocontrol de cada persona, será relativamente sencillo profundizar en las claves para mejorar el clima del grupo. Los equipos más creativos, más eficientes y que mejores resultados obtienen, son aquellos que están cohesionados y en los que impera el respeto, la cordialidad, la colaboración, el apoyo mutuo o la empatía.

3.    Mantener relaciones respetuosas y conscientes con el entorno social y medioambiental. Una organización no estará equilibrada si cuida a sus trabajadores y las relaciones entre éstos, pero olvida cuidar sus relaciones con el exterior, esto es, sus proveedores, clientes, competidores, el medio ambiente y la sociedad en general.

 

4. Disponer de un equipo de líderes conscientes que garanticen la correcta implantación a todos los niveles. Al final, las empresas las hacen las personas, y son reflejo de sus actuaciones. El liderazgo consciente y comprometido es capaz de mantener el rumbo y lograr la total transformación de la organización. Las acciones que no estén respaldadas por este tipo de liderazgos, se quedarán en medidas cosméticas, en meros deseos, intentos o ilusiones, y difícilmente llegarán a fraguar y a transformar al conjunto de la empresa. 

Por: DAVID HERVÁS SANZ