Se puede meditar de muchas formas, son muchas las tradiciones milenarias que lo han practicado desde hace siglos, pero cuando hablamos de Meditación Mindfulness o Práctica Formal nos referimos a "aquella observación del momento presente que se hace de manera reglada, adoptando una postura específica, y reservando un tiempo concreto del día para desarrollarla". Así es como la describe el profesor Vicente Simón en su libro Aprender a practicar Mindfulness.
Nuestra actitud es clave. Se trata de observar de forma ecuánime las ideas que pasan por nuestra mente, las sensaciones que experimenta nuestro cuerpo y las emociones que surgen, sin juzgarlas, aceptándolas sean cuales sean, momento a momento.
Para observar de manera ecuánime, adoptamos la actitud de un observador imparcial y desapasionado. Si nos resulta más fácil, podemos imaginar la tarea de un notario que simplemente va dando fe de aquello que va observando sin vincularse emocionalmente.
Si detectamos que nos hemos enganchado a algún pensamiento y hemos perdido la posición del “observador imparcial”, no nos enfadamos ni nos reprochamos el haberlo hecho. Simplemente aceptamos compasivamente lo que ha pasado, no le damos la mayor importancia y volvemos a adoptar la posición del observador.
Al principio puede resultar más asequible practicar centrándonos en nuestra propia respiración, contando series de números o siguiendo una meditación guiada. En este último caso, una persona o una reproducción de audio, van llevando nuestra atención a aspectos concretos. Esto nos ayudará a sentirnos cómodos en la práctica. Con el tiempo nos resultará más fácil, en lugar de atender a un aspecto concreto, ampliar nuestra atención a toda la experiencia del momento presente sin selección.
Por DAVID HERVÁS SANZ